Comentario: En Jesús, hemos sido liberados de la esclavitud más importante de todas, la del miedo del juicio de Dios. Estamos libres de la ley, la que condena y lleva a la muerte. Estamos libres por el Espíritu, no solo para cumplir lo que la Ley pretendía, sino para ser liberados de la pena de muerte que la Ley exigía. En Jesús y por el poder de su Espíritu estamos libres para ser hijos de Dios… ¡para siempre!
Oración: Abbá Padre, gracias por tu liberación. Sé que pagaste un precio alto para dármela. Perdóname por no dejar que la liberación haga volar a mi corazón con gozo y confianza. Guíame con el poder de tu Espíritu para que pueda experimentar la libertad y gozo de tu salvación — no sólo al final de mis días sino en los momentos de hoy. En el nombre de Jesús, Amén.